Nos confesamos melómanos desde muy temprana edad. Nos gusta todo tipo de música (bueno casi toda; batallamos con el reguetón). La liga explica como la química contribuye para un buen concierto, desde los acabados en los instrumentos hasta las luces led. La parte que más nos interesó fue la sección 4 (a symphony of emotions). Tenemos una región específica en el cerebro donde se guarda toda la música que hemos escuchado. Las emociones vienen de la liberación de dopamina (un neurotransmisor asociado con “sentirse bien”) en 2 tandas. El cerebro sigue los patrones de la música y empieza a predecir lo que viene (esto dispara la 1ª liberación, más débil) y la 2ª es cuando la expectativa se cumple y se llega al “climax”. La respuesta es individual, nadie tiene exactamente el mismo gusto musical que tú. Entonces la siguiente vez que te pongas chinito o estés sonriendo al escuchar una buena rola, disfrútalo… ya sabes porque…
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